¿Cuál es el límite que tienes que cruzar o alcanzar para saber que estás dando de más?

limites en la charla

Durante una conversación con un compañero, me comentó que su pareja, quien también trabaja en gastronomía, es una de esas personas que tienden a dejar pasar las cosas, incluso cuando están en desacuerdo. Le dije que aún no había alcanzado su límite. No es algo que aprendamos a hacer conscientemente, simplemente ocurre. Viene del aprendizaje y de valorarse a uno mismo.

Es bastante común que los dueños no sepan reconocerlo y aquellos de nosotros a quienes nos gusta nuestro trabajo buscamos constantemente dar lo mejor porque “nos pagan para eso”. Nos pagan por trabajar y hacer nuestro trabajo hasta donde corresponde, y dado que nunca nos dicen cuál es el “límite” de nuestras responsabilidades, buscamos hacer más, y me incluyo. Lejos de creer que esto es algo positivo, es más bien un defecto: buscar dar el 100% por el negocio de otros.

Lo malo de no saber cuál es tu límite es que cuando lo alcanzas, quieres mandarlo todo lejos y aislarte, porque claramente has agotado toda tu energía y ganas de hacer cosas, y tiendes a culpar a los demás, cuando, queramos o no, es culpa nuestra por no valorarnos.

Un tiktoker que hace chistes sobre treintañeros cuenta que con los 30 llega una gran palabra: el “NO”, y qué bienvenida es esta palabra.

El “no quiero”, el “no tengo ganas”, el simplemente “no”, y no tener que dar explicaciones, porque la verdad es que no le importa lo que tienes que hacer o cómo vives tu vida.

Pero cuidado, también están los jefes que quieren valorarte una vez que decides dejar el negocio. Ahí es donde debes aprender a valorarte antes, a decir “no, gracias”. El reconocimiento debió llegar antes, no ahora que ya estoy cansado/a de todo. Aunque honestamente, el dinero no soluciona un mal trato, como máximo lo disfraza, pero con el tiempo sabemos que esto vuelve a aparecer y la carrera de la rata continúa girando.

Una ventaja de saber cuáles son tus deberes o tus límites es que sabes que no es tu problema si no es tu trabajo. Pero ten cuidado, siempre y cuando no sea tu negocio. Está claro que mientras más trabajes para ti, más beneficios obtendrás. En un empleo bajo un patrón, por más que hagas de más, el pago será el mismo.

“Tengo miedo de perder el empleo”. Si no cuidas tu salud, que es uno de los bienes más preciados que tenemos, ¿qué te hace pensar que ellos lo harán? Si te enfermas por descuidar tu salud, gastas dos veces, y a ellos no les importa.

No somos indispensables, pero debemos ser buenos en nuestro trabajo. El puesto puede ser ocupado por cualquier persona, pero tus habilidades y la forma en que realizas las tareas son las que te otorgan un valor real. Si no saben valorarte, no es un lugar donde debas quedarte, ni es un lugar que merezca que le dediques el 100% de tu energía.

No, no dejes tu trabajo si no tienes la posibilidad ni los recursos suficientes. Simplemente deja de invertir tanta energía y enfócate en otras cosas que no te desgasten tanto.

A todos nos sucede, pero llega un momento en el que se aprende.


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