Imagina que tuvieras que enseñarle algo a un amigo o a un colega. ¿Cómo te asegurarías de que esa persona haya aprendido todo lo posible sobre el tema? ¿Esta experiencia te ayudaría a comprender a tus docentes de la escuela? ¿Por qué o por qué no?

Cada vez que entra una persona nueva, tenemos la difícil tarea de enseñarle. Difícil al menos en mi caso, porque siempre quiero que aprenda y se quede.

Para mí, no es simplemente un empleado más, es toda la historia que hay detrás de esa persona, si tiene familia o cosas que pagar.

Además, hay que sumar algo más importante: capacitar de la mejor manera a una persona libera trabajo que de otra manera debemos hacerlo los demás. Enseñarle bien y que aprenda a hacer su trabajo es parte de todos y mejora al grupo en general.

Buen Compañero vs. Buen Trabajador

Una vez, una persona me dijo que ser buen compañero era que si él me pedía algo, yo tenía que atender su pedido.

Yo le dije que ser buen compañero era hacer bien su trabajo, ya que si algo estaba mal hecho, otra persona debía hacerlo de inmediato, cargando de más trabajo a aquella persona que no realizó tal tarea.

Pero ser buen o mal compañero no se define por si sabe o no trabajar; tal vez simplemente no supo hacerlo de la manera correcta o tal vez no aprendió qué es lo que realmente tenía que hacer.

Ahí es donde cae nuestra responsabilidad de intentar enseñarles todo de la mejor manera, y que ellos se lleven la mayor cantidad de información posible, no solo información sino también práctica.

Si hacemos una salsa blanca, explicamos las cantidades que lleva de harina, manteca y leche. Demostramos cómo se hace, qué cuidados hay que tener, y si algo sale mal, podemos explicar por qué posiblemente salió mal y cómo puede evitar que salga mal.

Cuando sea su turno de hacerlo, nos vamos a asegurar de que recuerde lo que le dijimos o mostramos la primera vez.

Una manera que me gusta hacerlo es preguntar también y ayudar a terminar, ojo, ayudar, no hacer el trabajo.

Nuestra cabeza es mejor creando que recordando.

Aunque cada persona puede funcionar diferente. Tal vez lo ideal sería tener un recetario o algo a qué consultar en caso de emergencia.

Y más de una vez nos va a tocar alguna persona que sabe o dice saber mucho más. Habrá este tipo de sujetos que no quieran aprender por el motivo que sea.

Aun así, es nuestro trabajo intentar enseñarles de la mejor manera.

Progresión y Acompañamiento

Es como andar en bicicleta con rueditas.

Comenzamos con ambas ruedas tocando el suelo y nos ayudan a empezar a ganar confianza. Esta es la parte donde nosotros enseñamos y acompañamos, mostramos cómo se debe hacer, enseñamos con el ejemplo.

Luego, podemos ir levantando una de las dos ruedas o quitar tan solo una. Acá es donde vemos desde un poco más lejos pero sin perder de vista qué están haciendo.

No se trata de dejarlos solos ni de estarles encima, tal vez con una simple pregunta de cómo está todo o de si necesita ayuda.

Hasta acá, siempre puede haber tropezones o tambaleos y está bien, son parte del aprendizaje. Lo más importante es acompañar y si pasa algo, saber que está bien. Estamos nosotros ahí.

Aunque tal vez esta es la parte más desafiante para nosotros como jefes o líderes. Si algo falla, somos nosotros los que debemos cubrir o arreglar el error. Debemos estar ahí para acompañar también.

Siempre debemos tener en cuenta que ellos tienen mucha más presión que nosotros por estar aprendiendo.

Por lo que, debemos mantener un ambiente seguro para que sientan que pueden tener un error. Por que es parte del proceso, parte del aprendizaje, no seamos ese líder tirano que solo sabe gritar.

Los líderes deben estar presentes para apoyar y corregir sin desmoralizar, asegurando una integración exitosa en el equipo.

Gracias por llegar hasta, y espero siempre que te guste lo que voy escribiendo. Saludos!

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