Cualidades de Líder:
El presión de un buen despacho.
Era una noche de mucho trabajo en la cocina. Los platos se preparaban lo más rápido posible, a un ritmo frenético. Cada paso debía ser preciso, cada movimiento tenía que ser justo.
Una noche, el restaurante estaba completamente lleno. De repente, uno de los cocineros, uno de los más nuevos en entrar en la cocina, se quemó la mano con la cocina… Dado el susto y el dolor, dejó caer el plato. La cocina se silenció de golpe, y todos giraron a ver al nuevo integrante.
En lugar de perder la calma, el Chef de la cocina se acercó, de buena manera lo llevó a un lado y le dijo: “Respira, todos cometemos errores. Vamos a buscar algo de hielo para tu mano y seguir adelante, yo seguiré con el plato”.
El jefe no solo resolvió el problema de manera efectiva, sino que también demostró empatía y apoyo para sus pares. En esa noche caótica, demostró verdaderas cualidades de un buen líder.
Calma Bajo Presión
Recuerdo una vez haber escuchado que una buena técnica para manejar el estrés es frenar, contar y ser consciente de cómo estamos respirando. Esto nos ayuda muchísimo a controlar el estrés que nos pueden producir este tipo de situaciones. Nuevamente, está bien sentirse mal o agotado, a menos que seas un experto para mantener la calma en situaciones, algo así como un SEAL de Estados Unidos.
Comunicación Efectiva
La comunicación debe ser siempre clara y directa. Las personas suelen congelarse ante estas situaciones y, si sos de esos que la situación no los supera, podés actuar y ayudar. “Traeme hielo, por favor, o el botiquín de primeros auxilios”.
Recuerdo cuando me dieron clases de primeros auxilios, la paramédica comentaba que cuando te toca una situación de emergencia, la gente tiende a agruparse y nadie sabe qué hacer. Ahí es cuando dar una orden clara y directa como “Llama al 911, vos trae agua y vos dame X cosa” es crucial.
Motivación del Equipo
Esto siempre debería estar presente: motivar al equipo a mejorar. Si alguien se quema o hace algo mal, podés ver qué es lo que hizo mal, mostrar cómo debe hacerlo, dejar que lo haga mientras lo controlás, y luego, soltar y que lo haga solo. Como si fuera una bicicleta con rueditas.
Reconocer Logros
Qué bien le hace al equipo reconocer y celebrar los logros. Trabajé en un restaurante donde los problemas de organización de los demás sectores, por falta de un claro líder, eran un problema cotidiano. Recuerdo que para el día de la madre, el salón estaba lleno. Como jefe, traté de que las quejas no llegaran al equipo. Todo salió como debía salir.
Esa misma noche, uno de los encargados de turno llamó a todos a una reunión para felicitar el orden, los tiempos y la prolijidad que se mantuvo. Hoy por hoy no estoy más en ese lugar, pero sigo en contacto con mis excompañeros. Este año me comentaron que las cosas salieron bien; a pesar de estar con ciertas dificultades, supieron salir adelante.
Cerrame la cocina
En la vorágine de una cocina profesional, donde el ritmo frenético y las altas temperaturas son el pan de cada día, las cualidades de un buen líder pueden marcar la diferencia entre el caos y la armonía.
Un buen líder sabe mantener la calma bajo presión, se comunica de manera efectiva, motiva a su equipo y reconoce y celebra los logros. La empatía y la capacidad de resolver problemas rápidamente son esenciales para crear un ambiente de trabajo positivo y productivo.
Cada error es una oportunidad de aprendizaje, y cada logro, por pequeño que sea, merece ser celebrado. Como líderes, tenemos la responsabilidad de guiar a nuestro equipo con paciencia y comprensión, enseñando y aprendiendo a lo largo del camino.
La cocina es un espacio donde se forjan no solo platos exquisitos, sino también relaciones humanas y profesionales sólidas. A través de estas cualidades, podemos inspirar y fortalecer a quienes trabajan a nuestro lado, creando un equipo unido y comprometido con la excelencia.
Recordemos que ser un buen líder no es solo una cuestión de técnica, sino de corazón y mente. Así, día tras día, podremos cocinar no solo con nuestras manos, sino también con el alma.
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